“El carnaval es un tiempo de fiesta de desfogue, de liberación
previo a la Semana Santa, cada cultura lo celebraba a su manera y se va
transmitiendo de una generación a otra”
Foto: Janeth Robles
El carnaval es un tipo de
festividad y desahogo previo a la sobriedad y recogimiento de Cuaresma. Tiene
su origen en las antiguas culturas griega y romana, cuando se celebraban las
festividades del Dios del vino Dionisio, que era llevado en un carro
llamado en Roma “carrus navalla”, que luego se transformó en la palabra
Carnaval. También se dice que carnaval viene de la palabra “carnestoladas” que
significa “fiestas de la carne”. Asegura Beatriz Ramírez González,
maestra en historia, cronista y actual responsable del archivo histórico
de la Delegación Iztapalapa, “cuando los españoles llegan a América traían
un tipo de carnaval, pero incluso aquí lo que era Mesoamérica ya había
una especie de carnaval, unas fiestas que se hacían previo a la cosecha, era
para pedir que fueran buenas cosechas”. “Todo se fusiona y surge un carnaval
con mezclas españolas e indígenas”.
Que siga la fiesta al son de la banda
PROHIBICIÓN
Los primeros sacerdotes trataron de
erradicar la práctica de ritos religiosos prehispánicos, pero el sincretismo
dio lugar a otras formas de celebración como lo fue el carnaval. No se sabe con
precisión cuando iniciaron los festejos del Carnaval en la Ciudad de México.
De acuerdo con Beatriz Ramírez
González, en el periodo colonial se prohibía el carnaval, porque se
aprovechaban esas fiestas para tomar mucho pulque, sobre todo los indígenas que
eran los que participaban en los carnavales. Por otro lado “al no haber mujeres
al principio participando en estas fiestas, los hombres decidieron participar
como mujeres, muchos de estos eran homosexuales y justo aprovechan el carnaval
como una forma de liberarse, y mostrarse en su sexualidad, muchos otros lo
hacían por pura diversión”. Por un tiempo fue tolerado, luego trató de ser
combatido por las autoridades civiles y eclesiásticas.
Más tarde, la campaña contra el
Carnaval fue apoyada por el Virrey Juan de Acuña, quien prohibió en 1731 a los
hombres vestirse de mujeres, y a todos usar máscara, bajo la advertencia de
diferentes castigos.
A causa de esas prohibiciones, el
carnaval se desplazó de la Ciudad de México a la periferia. Así se
arraigó en pueblos como Iztacalco, Mexicaltzingo e Iztapalapa. En 1780 se
ordenó a estos pueblos, y a otros de las inmediaciones, destruir esas expresiones
que rememoran las antiguas costumbres, bajo la pena de azotes y cárcel
si no cumplían. A pesar de la reiterada oposición de las autoridades
civiles y eclesiásticas a la celebración del Carnaval, éste no dejó de
realizarse en algunos pueblos.
MIENTRAS TANTO EN
IZTAPALAPA
Según Beatriz Ramírez González. “Por algún tiempo los
carnavales se dejaron de llevar a cabo, no hay mucha documentación sobre el
tema, pero el carnaval se retomó a principios del siglo pasado, el siglo xx, un
poco después de la revolución se empezó a retomar el carnaval en toda la
ciudad”.
“el carnaval se retomó a principios del siglo pasado, el siglo xx”
El carnaval en el pueblo de Iztapalapa
se realiza durante la Cuaresma, comienza un día antes del miércoles de Ceniza y
termina un domingo antes del domingo de Ramos, pero hay sus excepciones.
Se ha establecido un orden para el
inicio de cada pueblo, primero se celebra en Santa Martha Acatitla, luego en
Santa María Aztahuacán, continúa en Iztapalapa, San Sebastián Tecoloxtitlán,
posteriormente en Santa Cruz Meyehualco, Los Reyes Culhuacán, Santiago
Acahualtepec y San Lorenzo Tezonco.
Luego del arranque, los Carnavales
siguen de manera simultánea en diferentes pueblos. En años recientes se ha
retomado esta tradición en los pueblos de San Andrés Tetepilco, Santa María
Tomatlán y San Andrés Tomatlán, y se han integrado la Colonia Leyes de Reforma
y Los Frentes de Chinampac de Juárez. Los pueblos de Tezonco, Tetepilco y San
Andrés Tomatlán terminan su participación hasta después de Semana Santa y
se hacen diferentes cierres de Carnaval.
Simultáneamente en el pueblo de
Iztapalapa se lleva a cabo el Carnaval de los ocho barrios, que son: San José,
La Asunción, Santa Bárbara, San Miguel, San Pablo y San Ignacio, que siguen el
mismo esquema de la festividad de salir uno o dos barrios cada domingo a bailar
por las principales calles; el lunes nuevamente salen a bailar las cuadrillas y
por la noche tiene lugar la representación del Ahorcado. Esta consiste en
simular el ahorcamiento de un hombre en un poste, es una representación un
tanto cómica donde se lleva a cabo un juicio al pelegante o pelegande, es
decir, el ahorcado. En este juicio intervienen otros personajes como un juez,
una secretaria, un policía, una viuda y su hijo. No existe un guión como tal
para los participantes, cada uno de ellos va improvisando sus diálogos. En el
transcurso acusan al ahorcado de muchos cargos y el juez lo condena a la
horca. Antes de que esto suceda, el pelegante pide como último deseo bailar un
danzón con su esposa.
Que siga el carnaval
RECORDAR EL PASADO
Recuerdos del señor Juan
Arenas López
residente de San Sebastián
En San Sebastián Tecoloxtitlán
se dice que el carnaval tiene más de cien años. Juan
Arenas López es residente de San Sebastián tiene cincuenta y ocho años, cuando
él tenía siete, en ese entonces su papá era uno de los organizadores, la
población era muy pequeña, recuerda que originalmente había sólo dos cuadrillas
de charros “Los Monos y Las Muñecas”, se le llamaban los monos a esa cuadrilla
porque a uno de sus integrantes se le conocía como el mono.
Después de la muerte
de su padre, dejó de participar bailando y se dedicó a ayudar a su mamá en la
venta de quesadillas en el carnaval, a sus veinticuatro años decidió participar
de nuevo como charro, para ese entonces Los Monos se dividieron, y cambiaron de
nombre a las Águilas y se crearon los Tecolotes, las Muñecas cambiaron de
nombre a La Asociación de Charros.
Actualmente es
integrante de una de las comparsas más antiguas del pueblo “Los Charros
del Barrio”, anteriormente pertenecían a las Águilas, pero se separaron por el
descontento en la forma de organización que se empezaba a llevar a cabo.
Con el paso del
tiempo ha crecido la cantidad de personas que participan en esta festividad
Actualmente entre
comparsas, organizaciones y cuadrillas, conformadas por charros y chichinas,
hay 27 solo en San Sebastián.
UN
GUSTO NADA BARATO
Un gusto
que cuesta caro (Juan Arenas López)
En el carnaval la algarabía y júbilo no puede faltar, a lo lejos se ven
las comparsas, aquellos charros que danzan al son de la orquesta,
al son de la banda, con baile, iluminan las casas al pasar por las
calles.
Sin embargo para poder bailar es necesario pagar. Desde hace veinticinco
años Emilio Granados Rivas ha sido organizador de Los Charros del Barrio
explica que para poder participar
se tiene que hacer una cooperación mínima de ochocientos a mil ochocientos
pesos diarios, esa cooperación que se pide va destinada a cubrir
los gastos que se realizan en el carnaval entre ellos el pago de la orquesta,
el monto a pagar va variando con el paso del tiempo.
“Hay gente que baila los cuatro días que dura el carnaval, pero hay otra
que solo baila dos, ya sea por cuestiones de trabajo o de dinero. Actualmente
la delegación hace una cooperación pero es mínima”.
Mascara
de Catrín
Los charros utilizan máscaras de catrines, que simulan
a los españoles, su porte elegante y muy colorido, es un gusto nada barato. Los
trajes de charro son muy caros, depende del material con el que estén hechos,
hay trajes que les pueden costar entre cuarenta y cincuenta mil pesos, porque
son trajes que están hechos a mano y en ocasiones son con hilos de oro, es un
trabajo verdaderamente muy artesanal, hay sastres especializados en eso, y
todos los aditamentos que lleva, el sombrero, la pistola, cinturón, botas,
guantes, hace que sea mucho más costoso.
Los
trajes de charros son trajes muy vistosos, hace años, se elegía el bordado del
traje dependiendo de la cuadrilla a la que se pertenecía pero actualmente
ellos mismos eligen su bordado, a veces son de equipos de fútbol, pueden ser
imágenes religiosas, o personajes históricos y sobre todo prehispánicos, en los
que se bordan a Cuauhtemoc a Cuitlahuac. Etcétera.
El señor Jesús Casasola Rivas es sastre en el pueblo de San Sebastián
Tecoloxtitlán; desde hace cincuenta años aprendió el oficio de su tío Evodio
Casasola. En vísperas del Carnaval tiene mucho trabajo porque confecciona
trajes de charro sobre medida. Deben de solicitarlos con tres meses de
anticipación para poder terminarlos, en diciembre ya no hace compromisos. Hay
clientes que cada año le mandan a hacer un nuevo traje, pues el anterior lo
venden o lo guardan. También renta trajes, además vende los accesorios: moños,
tocados, guantes de piel o artisela, generalmente blancos, cinturones
carrilleras, rebozos, barbiquejos de bellotas de diferentes colores, máscaras
con barba de piocha o de candado, paliacates para evitar que la máscara roce,
funda para la pistola; antes los charros usaban un bastón o una quarta, que es
un chicote de piel para golpear el piso y generar un estruendo; ahora utilizan
pistolas.
Los trajes de charro se bordan con hilo de canutillo de oro, importado
de Francia, aunque también se utiliza hilo más económico, según lo pidan los
charros. “hay un hilo de oro que después de tres años se hace oscuro”. El
bordado se complementa con piedras de colores, lentejuelas, chaquira y
canutillo. Ya terminado el traje llega a pesar diez kilos, los de ornato pueden
llegar a pesar hasta catorce kilos. Se tarda en elaborar un traje tres meses,
con la ayuda de una o dos personas.
Las chichinas, son cualquier disfraz de político o de caricatura,
anteriormente señala la cronista Beatriz, se utilizaban para burlarse y hacer
parodias de aquellas personas que estaban encontra del carnaval. Álvaro
Martínez actualmente pertenece a las chichinas de Santa María menciona “ los
charros son los que tienen dinero, sin encambio nosotros las chichinas no tenemos
dinero, solo lo que queremos es divertirnos”, la renta de botargas por día va
saliendo en doscientos pesos y comprarse una botarga sale entre tres mil
y cuatro mil pesos, todo depende de que tan laborioso sea hacerlo, sus
trajes pueden ser de duendes,monstruos, gorilas, payasos, hay
trajes muy sencillos, uno que se vista de bebé solo se compra su pañal y así
puede andar, hay trajes muy sencillos hasta los más vistosos, todo depende de
la imaginación de cada quien.
¿CÓMO SE ELIGE A LA REINA?
Cada cuadrilla, comparsa u organización
tienen su propia reina, pero no todos los años hay reinas.
El señor Abel Mariles Torres es nativo de San Sebastián, menciona
“anteriormente se elegía a la reina por venta de votos, quien vendiera
más votos esa iba a ser la reina, actualmente se busca a la reina por quien
tenga las facultades económicas para realizar gastos de gran magnitud”.
Para ser reina, dentro de la cuadrilla
de charros alguien propone a la posible candidata, si está dentro de las
posibilidades de esa persona pagar, el vestido, la música, el carro alegórico y
la comida, se elige a esa persona como reina, sino se busca un padrino para
ella o entre la misma cuadrilla buscan la forma de ayudarle aunque sea para un
vestido. Para ser reina se pide ser soltera, no hay límite de edad.
Lizbeth Ceja Torres fue reina del
carnaval en San Sebastián Tecoloxtitlán en el año 2011, explica: “salí de
reina porque mi hermano me propuso dentro de la cuadrilla, el tenía las
posibilidades económicas para poder cubrir los gastos. El día en que salí de
reina del carnaval me dieron los resultados de que me había quedado en la
universidad, y mi hermano me dijo que eso fue como un regalo de que me había
quedado”
“El día en que salí de reina del
carnaval me dieron los resultados de que me había quedado en la universidad”
No hay rey sin corona, y una reina no
es reina sino tiene corona. Lizbeth Torres menciona “Mi padrino fue mi
hermano y él me corono, nunca tomó la medida de mi cabeza y la corona me quedo
grande como un collar, y fue necesario ajustarla, fue algo muy gracioso, la
coronación se llevó afuera de mi casa, cada cuadrilla tiene su propio lugar
para coronar”.
Las reinas utilizan dos vestidos, uno
cuando es presentada al pueblo como la nueva reina y otro en el desfile
del carnaval, no puede salir con el mismo vestido porque es sinónimo de
no tener dinero, y se baja el prestigio.
“De mi vestido de color vino con oro se
pagó en casi diez mil pesos, y del naranja quince mil, porque el de naranja
traía penacho y plumas”
Ser reina es muy caro, aproximadamente
un vestido está entre siete y quince mil pesos, porque es hecho a la medida,
bordado a mano y con pedrería , a eso se le suma el pago del maquillaje, el
peinado, los zapatos, e incluso los fuegos pirotécnicos.
Dependiendo del pueblo es el gasto “en
santa Cruz Meyehualco y en Santa María, se hace un mayor gasto, las reinas y
los carros alegóricos son muchos más adornados, tienen una mayor producción”.
NO TODO ES FIESTA Y DIVERSIÓN
Tomar alcohol es parte de la tradición
Sin duda alguna, este tipo de festividades generan ya por tradición
momentos de alegría y diversión, así mismo es el ambiente propicio para que en
el calor de las copas se torne violento.
Aunque no se participe de estas fiestas una persona puede estar en
riesgo en cada momento. La señora Ofelia del Ángel López
es estilista de San Sebastián recuerda, “en Santa María está la casa de mi
hermana, su techo es de asbesto, estábamos comiendo, mi cuñado, es de
esas personas que no se para por nada del mundo, ni para agarrar un tenedor,
pero yo creo que Dios le dijo “quítate”, ese día se paró a agarrar
no se que cosa, si no lo hubiera hecho se hubiera muerto, porque una bala
atravesó el techo y llegó a su silla, pues ese día se paró, sino le hubiera
tocado”
Campañas como: “Por favor no dispares”, tratan de sensibilizar a la
gente acerca de la problemática que conlleva este tipo de acciones. Por su
parte, la delegación Iztapalapa aprobó reformas al código penal y a la ley de
cultura cívica con sanciones de hasta 5 años de prisión a las personas que
disparen al aire sin motivo ni razón.
En palabras de Beatriz Ramírez González, historiadora de la demarcación
“En algunos pueblos si se aplica, pero en los demás no, y si es un problema
porque ha habido muertos, en Santa Cruz Meyehualco, DICEN QUE SI NO HAY
MUERTOS NO ES UN CARNAVAL, eso es trágico”.
Portar armas en este tipo de carnavales es algo muy común y los nativos
de la delegación se han acostumbrado a verlas, según el señor Abel
Mariles “Santa María tiene la fama de ser muy matón muy dedo suelto” recuerda
que anteriormente en los carnavales ya no se utilizaban pistolas normales
sino que ya se sacaban las R-15. Actualmente “Podemos traer un arma
calibre trescientos ochenta, una punto veinticinco, o una
punto veintidós, según nuestras posibilidades económicas, se la puedo
enseñar incluso a las autoridades y no me la quitan siempre y
cuando no la utilice”.
Los tiempos cambian y los cambios ocasionan adaptación, en un inicio los
carnavales eran prohibidos y actualmente son apoyados y vigilados por las
autoridades
Pero…¿Será tan efectivo este tipo de acciones por parte de las
autoridades para que la gente que asiste a estas festividades tenga noción de
la gravedad de este asunto?
Aun regulando leyes y tomando medidas precautorias para estos
carnavales, la gente sigue haciendo este tipo de acciones y de alguna manera
logran persuadir a la autoridad y vuelven a ocurrir este tipo de tragedias.
o será cierto lo que dice Jesús Dena Cortes residente de San
Sebastián “los carnavales se aprovechan para tomar, y para arreglar
rencillas atrasadas “
¿Qué solución se puede dar a estos actos, si se han convertido en parte
de una tradición? ¿Será acaso que la gente tendrá que dejar de asistir cuando
ya no se tenga control de ello? o ¿cuando alguno de los muertos sea familiar
suyo?
“uno de los pueblos el más
tranquilo es San Sebastián y aun así, este año hubieron dos muertos”
Un adorno para las paredes
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