martes, 12 de mayo de 2015

Carnavales de Iztapalapa. Delegación con Tradición



“El carnaval es un tiempo de  fiesta de desfogue, de liberación previo a la Semana Santa, cada cultura lo celebraba a su manera y se va transmitiendo de una generación a otra”
                                           Foto: Janeth Robles

El  carnaval es un tipo de festividad y desahogo previo a la sobriedad y recogimiento de Cuaresma. Tiene su origen en las antiguas culturas griega y romana, cuando se celebraban las festividades  del Dios del vino Dionisio, que era llevado en un carro llamado en Roma “carrus navalla”, que luego se transformó  en la palabra Carnaval. También se dice que carnaval viene de la palabra “carnestoladas” que significa “fiestas de la carne”. Asegura  Beatriz Ramírez González,  maestra en historia, cronista y actual responsable del archivo histórico de la Delegación Iztapalapa, “cuando los españoles llegan a América traían  un tipo de carnaval, pero incluso aquí lo que era Mesoamérica ya había una especie de carnaval, unas fiestas que se hacían previo  a la cosecha, era para pedir que fueran buenas cosechas”. “Todo se fusiona y surge un carnaval con mezclas españolas e indígenas”.




                                          Que siga la fiesta al son de la banda

PROHIBICIÓN
Los primeros sacerdotes trataron de erradicar la práctica de ritos religiosos prehispánicos, pero el sincretismo dio lugar a otras formas de celebración como lo fue el carnaval. No se sabe con precisión cuando iniciaron los festejos del Carnaval en la Ciudad de México.
De acuerdo con Beatriz Ramírez González, en el periodo colonial se prohibía el carnaval, porque se aprovechaban esas fiestas para tomar mucho pulque, sobre todo los indígenas que eran los que participaban en los carnavales. Por otro lado “al no haber mujeres al principio participando en estas fiestas, los hombres decidieron participar como mujeres, muchos de estos eran homosexuales y justo aprovechan el carnaval como una forma de liberarse, y mostrarse en su sexualidad, muchos otros lo hacían por pura diversión”. Por un tiempo fue tolerado, luego trató de ser combatido por las autoridades civiles y eclesiásticas.
Más tarde, la campaña contra el Carnaval fue apoyada por el Virrey Juan de Acuña, quien prohibió en 1731 a los hombres vestirse de mujeres, y a todos usar máscara, bajo la advertencia de diferentes castigos.
A causa de esas prohibiciones, el carnaval se desplazó  de la Ciudad de México a la periferia. Así se arraigó en pueblos como Iztacalco, Mexicaltzingo e Iztapalapa. En 1780 se ordenó a estos pueblos, y a otros de las inmediaciones, destruir esas expresiones que rememoran las antiguas costumbres,  bajo la pena de azotes y cárcel  si no cumplían. A pesar de la reiterada oposición de las autoridades civiles y eclesiásticas a la celebración del Carnaval, éste no dejó de realizarse en algunos pueblos.

MIENTRAS TANTO EN IZTAPALAPA
Según Beatriz  Ramírez González.  “Por algún tiempo los carnavales se dejaron de llevar a cabo, no hay mucha documentación sobre el tema, pero el carnaval se retomó a principios del siglo pasado, el siglo xx, un poco después de la revolución se empezó a retomar el carnaval en toda la ciudad”.
“el carnaval se retomó a principios del siglo pasado, el siglo xx”
El carnaval en el pueblo de Iztapalapa se realiza durante la Cuaresma, comienza un día antes del miércoles de Ceniza y termina un domingo antes del domingo de Ramos, pero hay sus excepciones.
Se ha establecido un orden para el inicio de cada pueblo, primero se celebra en Santa Martha Acatitla, luego en Santa María Aztahuacán, continúa en Iztapalapa, San Sebastián Tecoloxtitlán, posteriormente en Santa Cruz Meyehualco, Los Reyes Culhuacán, Santiago Acahualtepec y San Lorenzo Tezonco.     
Luego del arranque, los Carnavales siguen de manera simultánea en diferentes pueblos. En años recientes se ha retomado esta tradición en los pueblos de San Andrés Tetepilco, Santa María Tomatlán y San Andrés Tomatlán, y se han integrado la Colonia Leyes de Reforma y Los Frentes de Chinampac de Juárez. Los pueblos de Tezonco, Tetepilco y San Andrés Tomatlán terminan su participación hasta después de Semana Santa  y se hacen diferentes cierres de Carnaval.
Simultáneamente en el pueblo de Iztapalapa se lleva a cabo el Carnaval de los ocho barrios, que son: San José, La Asunción, Santa Bárbara, San Miguel, San Pablo y San Ignacio, que siguen el mismo esquema de la festividad de salir uno o dos barrios cada domingo a bailar por las principales calles; el lunes nuevamente salen a bailar las cuadrillas y por la noche tiene lugar la representación del Ahorcado. Esta consiste en simular el ahorcamiento de un hombre en un poste, es una representación un tanto cómica donde se lleva a cabo un juicio al pelegante o pelegande, es decir, el ahorcado. En este juicio intervienen otros personajes como un juez, una secretaria, un policía, una viuda y su hijo. No existe un guión como tal para los participantes, cada uno de ellos va improvisando sus diálogos. En el transcurso acusan al ahorcado de muchos cargos y el juez lo condena a  la horca. Antes de que esto suceda, el pelegante pide como último deseo bailar un danzón con su esposa.




                                           Que siga el carnaval




RECORDAR EL PASADO


                                          Recuerdos del señor Juan Arenas López 
                                          residente de San Sebastián


En San Sebastián Tecoloxtitlán se dice que el carnaval tiene más de cien años.  Juan Arenas López es residente de San Sebastián tiene cincuenta y ocho años, cuando él tenía siete, en ese entonces su papá era uno de los organizadores, la población era muy pequeña, recuerda que originalmente había sólo dos cuadrillas de charros “Los Monos y Las Muñecas”, se le llamaban los monos a esa cuadrilla porque a uno de sus integrantes  se le conocía como el mono.
Después de la muerte de su padre, dejó de participar bailando y se dedicó a ayudar a su mamá en la venta de quesadillas en el carnaval, a sus veinticuatro años decidió participar de nuevo como charro, para ese entonces Los Monos se dividieron, y cambiaron de nombre a las Águilas y se crearon los Tecolotes, las Muñecas cambiaron de nombre a La Asociación de Charros.
Actualmente es integrante de una de las comparsas más antiguas  del pueblo “Los Charros del Barrio”, anteriormente pertenecían a las Águilas, pero se separaron por el descontento en la forma de organización que se empezaba a llevar a cabo.
Con el paso del tiempo ha crecido la cantidad de personas que participan en esta festividad
Actualmente entre comparsas, organizaciones y cuadrillas, conformadas por charros y chichinas, hay 27 solo en San Sebastián.



UN GUSTO NADA BARATO


                                          Un gusto que cuesta caro (Juan Arenas López)



En el carnaval la algarabía y júbilo no puede faltar, a lo lejos se ven las comparsas, aquellos charros que danzan  al son de la orquesta,  al son de la banda, con  baile, iluminan las casas al pasar por las calles.
Sin embargo para poder bailar es necesario pagar. Desde hace veinticinco años Emilio Granados Rivas ha sido organizador de Los Charros del Barrio  explica que para poder  participar se tiene que hacer una cooperación mínima de ochocientos a mil ochocientos  pesos  diarios, esa cooperación que se pide va destinada a cubrir los gastos que se realizan en el carnaval entre ellos el pago de la orquesta, el monto a pagar va variando con el paso del tiempo.

“Hay gente que baila los cuatro días que dura el carnaval, pero hay otra que solo baila dos, ya sea por cuestiones de trabajo o de dinero. Actualmente la delegación hace una cooperación pero es mínima”.


                                          Mascara de Catrín


Los charros utilizan máscaras de  catrines, que   simulan a los españoles, su porte elegante y muy colorido, es un gusto nada barato. Los trajes de charro son muy caros, depende del material con el que estén hechos, hay trajes que les pueden costar entre cuarenta y cincuenta mil pesos, porque son trajes que están hechos a mano y en ocasiones son con hilos de oro, es un trabajo verdaderamente muy artesanal, hay sastres especializados en eso, y todos los aditamentos que lleva, el sombrero, la pistola, cinturón, botas, guantes, hace que sea mucho más costoso.

Los trajes de charros son trajes muy vistosos, hace años, se elegía el bordado del traje dependiendo de la cuadrilla a la que se pertenecía  pero actualmente ellos mismos eligen su bordado, a veces son de equipos de fútbol, pueden ser imágenes religiosas, o personajes históricos y sobre todo prehispánicos, en los que se bordan a Cuauhtemoc a Cuitlahuac. Etcétera.
El señor Jesús Casasola Rivas es sastre en el pueblo de San Sebastián Tecoloxtitlán; desde hace cincuenta años aprendió el oficio de su tío Evodio Casasola. En vísperas del Carnaval tiene mucho trabajo porque confecciona trajes de charro sobre medida. Deben de solicitarlos con tres meses de anticipación para poder terminarlos, en diciembre ya no hace compromisos. Hay clientes que cada año le mandan a hacer un nuevo traje, pues el anterior lo venden o lo guardan. También renta trajes, además vende los accesorios: moños, tocados, guantes de piel o artisela, generalmente blancos, cinturones carrilleras, rebozos, barbiquejos de bellotas de diferentes colores, máscaras con barba de piocha o de candado, paliacates para evitar que la máscara roce, funda para la pistola; antes los charros usaban un bastón o una quarta, que es un chicote de piel para golpear el piso y generar un estruendo; ahora utilizan pistolas.
Los trajes de charro se bordan con hilo de canutillo de oro, importado de Francia, aunque también se utiliza hilo más económico, según lo pidan los charros. “hay un hilo de oro que después de tres años se hace oscuro”. El bordado se complementa con piedras de colores, lentejuelas, chaquira y canutillo. Ya terminado el traje llega a pesar diez kilos, los de ornato pueden llegar a pesar hasta catorce kilos. Se tarda en elaborar un traje tres meses, con la ayuda de una o dos personas.

Las chichinas, son cualquier disfraz de político o de caricatura, anteriormente señala la cronista Beatriz, se utilizaban para burlarse y hacer parodias de aquellas personas que estaban encontra del carnaval. Álvaro Martínez actualmente pertenece a las chichinas de Santa María menciona “ los charros son los que tienen dinero, sin encambio nosotros las chichinas no tenemos dinero, solo lo que queremos es divertirnos”, la renta de botargas por día va saliendo en doscientos pesos y comprarse una botarga sale entre tres mil  y cuatro mil pesos, todo depende de que tan laborioso sea hacerlo, sus trajes pueden ser  de duendes,monstruos, gorilas, payasos,  hay trajes muy sencillos, uno que se vista de bebé solo se compra su pañal y así puede andar, hay trajes muy sencillos hasta los más vistosos, todo depende de la imaginación de cada quien.

¿CÓMO SE ELIGE A LA REINA?
Cada cuadrilla, comparsa u organización tienen su propia reina, pero no todos los años hay reinas.
El señor Abel Mariles Torres es nativo de San Sebastián,  menciona  “anteriormente se elegía a la reina por venta de votos, quien vendiera más votos esa iba a ser la reina, actualmente se busca a la reina por quien tenga las facultades económicas para realizar gastos  de gran magnitud”.
Para ser reina, dentro de la cuadrilla de charros alguien propone a la posible  candidata, si está dentro de las posibilidades de esa persona pagar, el vestido, la música, el carro alegórico y la comida, se elige a esa persona como reina, sino se busca un padrino para ella o entre la misma cuadrilla buscan la forma de ayudarle aunque sea para un vestido. Para ser reina se pide ser soltera, no hay límite de edad.
Lizbeth Ceja Torres fue reina del carnaval en  San Sebastián Tecoloxtitlán en el año 2011, explica: “salí de reina porque mi hermano me propuso dentro de la cuadrilla,  el tenía las posibilidades económicas para poder cubrir los gastos. El día en que salí de reina del carnaval me dieron los resultados de que me había quedado en la universidad, y mi hermano me dijo que eso fue como un regalo de que me había quedado”
“El día en que salí de reina del carnaval me dieron los resultados de que me había quedado en la universidad”
No hay rey sin corona, y una reina no es reina sino tiene corona. Lizbeth  Torres menciona “Mi padrino fue mi hermano y él me corono, nunca tomó la medida de mi cabeza y la corona me quedo grande como un collar, y fue necesario ajustarla, fue algo muy gracioso, la coronación se llevó afuera de mi casa, cada cuadrilla tiene su propio lugar para coronar”.
Las reinas utilizan dos vestidos, uno cuando es presentada al pueblo  como la nueva  reina y otro en el desfile del carnaval,  no puede salir con el mismo vestido porque es sinónimo de no tener dinero, y se baja el prestigio.
“De mi vestido de color vino con oro se pagó en casi diez mil pesos, y del naranja quince mil, porque el de naranja traía penacho y plumas”
Ser reina es muy caro, aproximadamente un vestido está entre siete y quince mil pesos, porque es hecho a la medida, bordado a mano y con pedrería , a eso se le suma el pago del maquillaje, el peinado, los zapatos, e incluso los fuegos pirotécnicos.
Dependiendo del pueblo es el gasto “en santa Cruz Meyehualco y en Santa María, se hace un mayor gasto, las reinas y los carros alegóricos son muchos más adornados, tienen una mayor producción”.


NO TODO ES FIESTA Y DIVERSIÓN

                                         Tomar alcohol es parte de la tradición



                                          ¿Solo de utilería?


Sin duda alguna, este tipo de festividades generan ya por tradición momentos de alegría y diversión, así mismo es el ambiente propicio para que en el calor de las copas se torne violento.

Aunque no se participe de estas fiestas una persona puede estar en riesgo en cada momento. La señora Ofelia  del Ángel López es estilista de San Sebastián recuerda, “en Santa María está la casa de mi hermana, su techo es de asbesto, estábamos comiendo,  mi cuñado, es de esas personas que no se para por nada del mundo, ni para agarrar un tenedor,  pero  yo creo que Dios le dijo “quítate”, ese día se paró a agarrar no se que cosa, si no lo hubiera hecho se hubiera muerto, porque  una bala atravesó el techo y llegó a su silla, pues ese día se paró, sino le hubiera tocado”

Campañas como: “Por favor no dispares”, tratan de sensibilizar a la gente acerca de la problemática que conlleva este tipo de acciones. Por su parte, la delegación Iztapalapa aprobó reformas al código penal y a la ley de cultura cívica con sanciones de hasta 5 años de prisión a las personas que disparen al aire sin motivo ni razón.

En palabras de Beatriz Ramírez González, historiadora de la demarcación “En algunos pueblos si se aplica, pero en los demás no, y si es un problema porque ha habido muertos, en Santa Cruz Meyehualco, DICEN QUE SI NO HAY MUERTOS NO ES UN CARNAVAL, eso es trágico”.

Portar armas en este tipo de carnavales es algo muy común y los nativos de la delegación se han acostumbrado a verlas, según el señor Abel Mariles “Santa María tiene la fama de ser muy matón muy dedo suelto” recuerda que anteriormente en los carnavales ya no se utilizaban pistolas normales  sino que  ya se sacaban las R-15. Actualmente “Podemos traer un arma  calibre trescientos ochenta,  una punto veinticinco,  o una punto veintidós, según nuestras posibilidades económicas, se la puedo  enseñar incluso  a las autoridades y no me la quitan siempre y cuando no la utilice”.

Los tiempos cambian y los cambios ocasionan adaptación, en un inicio los carnavales eran prohibidos y actualmente son apoyados y vigilados por las autoridades

Pero…¿Será tan efectivo este tipo de acciones por parte de las autoridades para que la gente que asiste a estas festividades tenga noción de la gravedad de este asunto?
Aun regulando leyes y tomando medidas precautorias para estos carnavales, la gente sigue haciendo este tipo de acciones y de alguna manera logran persuadir a la autoridad y vuelven a ocurrir este tipo de tragedias.
o será cierto lo que dice Jesús Dena Cortes residente de San Sebastián “los carnavales se aprovechan para tomar,  y para arreglar rencillas atrasadas “

¿Qué solución se puede dar a estos actos, si se han convertido en parte de una tradición? ¿Será acaso que la gente tendrá que dejar de asistir cuando ya no se tenga control de ello? o ¿cuando alguno de los muertos sea familiar suyo?
“uno de  los pueblos el más tranquilo es San Sebastián y aun así, este año hubieron dos muertos”
                                                    Un adorno para las paredes

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